Los imbéciles: es decir, los que no piensan como nosotros.
El orgullo es una fiera salvaje que vive en una cueva y yerra por el desierto. La vanidad, en cambio, es un loro que salta de rama en rama y parlotea a la vista de todos.
No le demos al mundo armas contra nosotros, porque las utilizará.
Si vuestra obra de arte es buena y verdadera, encontrará su eco y se hará lugar, quizá dentro de seis meses o seis años después de vuestra muerte, ¿qué más da?
El corazón humano sólo se ensancha con un cuchillo que lo desgarre.
Tres condiciones requiere la felicidad: ser imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud.
Quienes busquen la felicidad, no dejen de hallar castigo.