Nunca son más ridículas las personas que cuando quieren no serlo o no aparentarlo.
De lo sublime a lo ridículo hay un paso.
Un excesivo temor al ridículo no es el mejor medio de evitarlo.
Lo más vergonzoso para un hombre es ponerse en ridículo.
La ridiculez consiste en contrariar la moda y la opinión.
No podemos imaginar cuánto talento se necesita para no aparecer nunca en el mundo como ridículo.