En la vida sucede como con los caminos: el más corto es generalmente el más sucio, y el más hermoso el más largo.
Fatiga menos caminar sobre terreno accidentado que sobre terreno llano.
No hay ningún camino que no se acabe, como no se le opongan la pereza y la ociosidad.
Si has iniciado un camino, sigue adelante a despecho de toda circunstancia.
El que quiera cosechar en la vida felicidad y tranquilidad, no tiene más que desviarse de los caminos que conducen a la cultura superior.
En el viaje a través de la vida no existen caminos llanos: todos son subidas o bajadas.
Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.