Mi padre, un hombre valioso, me decía:tu ignorancia, nunca la podrás remplazar».
No puedo decir quiénes me irritan más: si los que quieren que no sepamos nada o los que ni siquiera nos dejan ignorar.
¡Ay de mí, que no sé ni aun aquello que no sé!
La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza con alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia.
La enfermedad del ignorante es ignorancia.
No hay oscuridad, sólo ignorancia
Que deba morir ignorante un hombre que poseía capacidad de saber, es lo que yo llamo tragedia.