Reflexiona mucho antes de decir o hacer algo, porque no podréis remediarlo después de dicho o hecho.
No hay contrariedad tan grande en la vida humana que no pueda ser vencida por la reflexión, cuando se inspira en la fe.
Que no pienses aprisa, sólo es lo que te aconsejo.
Si las cosas se hicieran como el primer instante quisiéramos hacerlas, pronto nos aterraría el decir tanto como el lanzarnos al fuego.
El hombre que no reflexiona no tiene tiempo de juzgarse a sí mismo.
El no, el sí, son breves de decir y piden mucho pensar.
Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.