El mejor maestro es el que enseña a estudiarnos a nosotros mismos.
Nada hay tan difícil como conocerse a sí mismo.
¿Cómo puede el hombre conocerse a sí mismo? Nunca con reflexiones, sino mediante la acción. Trata de cumplir con tu deber y sabrás lo que debes pensar en ti mismo.
Nunca nos conoceremos hasta que una gran riqueza o una total pobreza se nos presente.
Aquel que conoce a los demás es un erudito; el que se conoce a sí mismo es un sabio.
Para conocernos a nosotros mismos, nada enseña tanto como volver a leer lo que escribimos años atrás.
Sólo cuando el hombre haya alcanzado el conocimiento de todas las cosas, podrá conocerse a sí mismo, pues las cosas son la frontera del hombre.
Procura conocerte, seguramente te amarás menos; y al conocer a los demás, seguramente los querrás más.
Quien se conoce bien a sí mismo puede conocer muy pronto a los demás hombres. Todo se reduce a un reflejo.
El conocimiento lleva a la unidad, como la ignorancia a la diversidad.
El conocimiento acredita nuestro poder en la misma proporción en que disminuye nuestro orgullo.
