Las amistades de la juventud deben durar toda la vida. Dejarlas a la puerta del colegio, al abandonarlo para siempre, sería dejar nuestra fortuna más preciosa.
Considero una cobardía guardar desconfianza cuando un franco corazón ofrece una mano abierta como garantía de amistad.
Si suprimiéramos la amistad de la vida, sería lo mismo que quitar del mundo el sol, porque ningún don tan estimable y deleitoso recibimos de los dioses inmortales.