El terrible enemigo está dentro de la casa. No es la resistencia del ambiente, ni siquiera lo extraordinario de nuestro plan y propósito, es nuestra pereza.
Cuando debo asignar una tarea pesada se la doy a un perezoso; seguro que hallará una manera fácil de llevarla a cabo.
Es imposible gozar perfectamente el placer de no hacer nada, si no se tiene un gran cúmulo de cosas por hacer.