He pasado por todas las condiciones, y después de una exacta reflexión sobre la vida, no encuentro más que dos cosas que puedan hacerla feliz: la moderación en los deseos y un buen uso de la suerte.
La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.
¡A buscar ventura, que la halla el que se muda!
El que quiera cosechar en la vida felicidad y tranquilidad, no tiene más que desviarse de los caminos que conducen a la cultura superior.
La dicha brota del sentimiento de la vida, vibrando en toda su plenitud.
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.
La esperanza anima al hombre prudente, pero engaña al presuntuoso y al indolente que confía demasiado en sus promesas.