Es la ley de la guerra que los vencedores traten a los vencidos a su antojo.
No existe un Estado cuyo jefe no desee asegurar una paz constante por medio de la conquista del universo entero, si ello fuese posible.
La confianza en sí mismo es el requisito para las grandes conquistas.
El culto a los héroes existe, ha existido y existirá siempre y con carácter universal en el seno de la humanidad.
La victoria es por naturaleza insolente y altanera.
Todas las victorias engendran odio.
La conquista de almas es la conquista por excelencia; diariamente debes levantarte con el propósito de conquistar a todos aquellos de tus hermanos con quienes el destino te ponga en contacto.