Se puede luchar contra un ejército por grande que sea, pero contra costumbres, hijas del tiempo, no es posible sino alzar las manos.
La vieja costumbre con dificultad se deja.
La costumbre es el más imperioso de todos los amos.
Nada es tan fuerte como la costumbre.
Es una ley inexorable en la vida de los sexos la acción anafrodisiaca de la costumbre.
No cabe esperar que una madre enseñe a sus hijos costumbres diferentes a las suyas.
Lo acostumbrado es como lo natural en nosotros.