Hombre en el cual hace mella la adulación, es hombre desarmado.
Quien premia la adulación, la solicita.
La imitación es la forma más sincera de la adulación.
Para quien ama la lisonja, es enemigo el que no es adulador.
Si no nos aduláramos jamás mutuamente, la vida sería menos placentera.
Los aduladores tienen apariencia de amigos, como los lobos tienen la apariencia de perros.
Está perdido el que considera la adulación como un homenaje al que tiene derecho.