Hay algunos hombres que no dicen lo que piensan y otros que piensan demasiado lo que dicen.
Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.
Las circunstancias hacen a los hombres hábiles lo que ellos quieren ser, y pueden con los hombres débiles.
El amor propio ofendido es el más seguro antídoto del amor.
El público siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular.
El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.
Ningún escritor ha escrito para los que no saben leer.
Preciso es que sean muy malos los demás hombres para haberme obligado a pensar tan mal de ellos.
Por lo que a mí respecta, moriré en olor de maldición.
El sentimiento es una flor delicada; manosearla es marchitarla.