La educación es la base de la felicidad de las naciones, de las familias y de los individuos: la educación hace buenos padres, buenos hijos y buenos ciudadanos.
No queremos sólo libertad política, que sería quimera sin libertad en el trabajo, sin libertad individual, sin libertad de asociación.
La sociedad tiene la facultad para moderar o restringir los derechos naturales, pero hasta donde lo exija la conveniencia pública y no más.
Hágase efectiva la responsabilidad en los funcionarios y empleados de toda especie, para que pueda decirse que la moral es la base de nuestra política.
La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más atractivo del progreso y de la civilización.