La mujer ligera hace al marido pesado.
No consiste la felicidad en la alegría, ni en la lasciva, ni en la risa, ni en la burla, compañera de la ligereza, sino que reside muchas veces en la triste firmeza y constancia.
Que en parte ya parece que consiente quien perdona ligera y fácilmente.
Mucha es la ligereza humana que cada día echa los cimientos de una nueva vida y concibe nuevas esperanzas aun a las puertas de la muerte.
No creo que exista cosa peor en el mundo que la ligereza, porque los hombres ligeros constituyen unos instrumentos aptos para tomar cualquier partido, por triste, peligroso y prejudicial que sea; huid de tales hombres como del fuego.