Existen ciertas bajezas que son demasiado bajas incluso para el hombre; la mujer, la mujer amable solitaria, puede arriesgarse a cometerlas.
La bajeza del hombre ha legado hasta someterse a las bestias y adorarlas.
La bajeza más vergonzosa es la adulación.
La bajeza se vale para elevarse en los mismos desaires que recibe.
Es bajeza de ánimo, dice excelentemente Bacon, dirigir las acciones a la conveniencia propia, como a centro suyo.
No hay clases bajas; lo que hay es hombres bajos, que se encuentran con más frecuencia en las clases altas.
El filósofo no admite ninguna bajeza de pensamiento, porque la pequeñez de las ideas es lo más contrario a un alma que debe aspirar a abarcar en su universalidad y armonía todas las cosas divinas y humanas.