Desprecia lo que desea; vuelve a lo que ha dejado; siempre se manifiesta inconstante e indeciso, contradiciéndose en todo.
Los hombres inteligentes son inconstantes, pero inteligentes; los tontos son también inconstantes sin dejar de ser tontos.
No maldigas la inconstancia de los bienes; no comprendes a tu propio corazón. Los espíritus son mudables y así deben ser también las cosas.