Pocos hombres son llamados para gobernar ciudades e imperios, mas cada cual está obligado a gobernar sabia y prudentemente su familia y su casa.
Que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario.
El objeto de un gobierno es proporcionar a los gobernados la mayor suma de bienes y ésta no puede obtenerse sin educación.