Hígado de ángel eres, Suavísima sustancia, peso puro del goce sacrosanto, esplendor de la cocina compacto es tu regalo, es intensa tu estética riqueza, tu forma, un continente diminuto, tu sabor toca el arpa del paladar, extiende tu sonido en los tímpanos del gusto, y desde la cabeza hasta los pies nos recorre una ola de delicia.
En invierno bebo y canto por la alegría de ver que la primavera se avecina. Llega la primavera y entonces vuelvo a beber por la alegría de verla por fin entre nosotros.
No es insaciable el estómago, como la mayoría opina, sino la falsa opinión acerca de su ilimitada voracidad.