Nadie incurre en delito empujado por el destino.
Los hombres despliegan una gran ingeniosidad cuando tratan de atenuar sus propios delitos.
No existe delito que no tenga precedente.
Pues el mayor delito del hombre es haber nacido.
Muchos son limpios de manos, porque se lavan, no porque no roban.
Los delitos que tienen éxito son tan alabados como la misma virtud.
Todo delito que no se convierte en escándalo, no existe para la sociedad.