La verdadera devoción es tolerante como la verdadera filosofía; la hipocresía y la superstición son fanáticas e intolerantes.
...Soy partidario de la tolerancia, ese sagrado derecho natural, baluarte de la verdad y que es lo más importante de todo para el falible ser humano.
No existe cualidad humana más intolerable en la vida corriente, ni que se tolere menos, a la vez, que la intolerancia.