Si estás solo, serás absolutamente dueño de ti mismo, y si estás acompañado de un solo camarada, serás dueño a medias, y tanto menos cuanto mayor sea la indiscreción de su trato.
Acompáñate con buenos y tú lo parecerás.
Un hombre debe vivir cerca de sus superiores como cerca del fuego: ni tan cerca que se queme, ni tan lejos que se hiele.
Retírate de ti mismo, sobre todo cuando necesites compañía.
La más vil compañía te hará sentir que eres hombre entre los hombres.
Nunca hay que fiarse de la compañía de un hombre poderoso.
Si un hombre pudiera subir al cielo y contemplar todo el universo, la admiración que le causarían sus bellezas quedaría grandemente mermada si no tuviera alguien con quien compartir su placer.