Todo cede al valor de la virtud.
Muchos hombres ven la virtud más en el arrepentimiento de los pecados que en el hecho de evitarlos.
Nuestras virtudes son, a menudo, hijas bastardas de nuestros vicios.
La virtud por cálculo es la virtud del vicio.
No se teme en los hombres el vicio, porque los hace esclavos; la virtud sí, porque los hace señores.
Porque así como hay algunos vicios que tienen apariencia y semejanza de algunas virtudes, así hay algunas virtudes que están ocasionadas por vicios.
No pueden las tinieblas de la malicia ni de la ignorancia encubrir y oscurecer la luz del valor y de la virtud.