La vida es incompatible con la conciencia, pues apenas hay una conciencia y enseguida se comprende que nacer es maldición y vivir es pecado.
Nuestro nacimiento no es sino el comienzo de nuestra muerte.
¡Oh, que angosta esta puerta, y cuán estrecha la senda que conduce a la vida eterna!
La nobleza del nacimiento ordinariamente apaga la voluntad.
No hemos nacido solamente para nosotros.
Lo que ha nacido de la carne, es carne; más lo que ha nacido del espíritu, es espíritu; por eso he dicho; es preciso nacer otra vez.
Todo hombre sale de esta vida como si hace poco hubiese nacido.