De la abundancia del corazón habla la boca.
¡Oh, que angosta esta puerta, y cuán estrecha la senda que conduce a la vida eterna!
Y así, lo que queréis que los hombres hagan con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos.
Habéis oído que fue dicho: Ojo por ojo y diente por diente.
A quien mucho se le hubiere dado, mucho se le reclamará.