Tan errado es desconfiar de todo como confiar en todo.
Desconfía del hombre que te aconseja que desconfíes.
No te dejes deslumbrar por nada y desconfía de todo, principalmente de lo que más te guste.
Confiar en todo es necedad, desconfiar es locura, pero desconfiar de sí mismo es el primer paso de la sabiduría.
En ciertas cosas vale más ser engañado que desconfiar.
Desconfía de todos aquellos que sin razón alguna te aman mucho recién te han conocido.
Está a salvo de cualquier peligro aquel que, aun estando seguro, se mantiene en guardia.