Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.
La única aristocracia posible y respetable es la de las personas decentes.
El lujo de ser mejores que los demás hay que pagarlo; la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.
Es más fácil ser genial que tener sentido común.
El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón.