Para ser querido, tanto de la familia como de los extraños, es preciso triunfar.
En cuestiones de familia, vale más meter la mano bajo la muela de un molino que intevenir en una querella entre sus miembros.
La familia, la casa paterna es como una iglesia natural que raramente niega un consuelo y prepara al espíritu para mayores consuelos.
Toda potencia nacional sale de la familia. La grandeza de ésta hace la grandeza de un país a pesar de sus gobiernos.