Reverenciemos, conservemos y santifiquemos la familia, esta cuna de la sociedad civil, este acorde físico y moral que convierte a varias personas en un solo espíritu, una sola alma y casi un solo cuerpo.
Ciertos matrimonios creados únicamente por la belleza se vician al desvanecerse la ilusión. Es precioso buscar las cualidades personales y, principalmente, las morales.
El jefe debería ser aquel que supera a los demás en virtudes, habilidad y saber; quien emplease el poder supremo sin tener en cuenta la comodidad o la utilidad propia. El poder público corresponde al hombre capaz de hacer que prevalezcan las leyes comunes de la sociedad, es decir, la justicia, la razón y la verdad.