Cada hombre es diverso, distinto de los demás, inefable, único, absolutamente personal. La igualdad humana es una ilusión intelectual engendrada por un anhelo sentimental.
Tengo la igualdad por antihumana, irracional y absurda, y a la desigualdad, por derecho natural.
En el umbral de la muerte comienza la igualdad.
La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance a convertirla en hecho.
La única división natural del hombre es en fuertes y débiles y en listos y tontos.
No hay en la naturaleza dos seres completamente iguales.
El hombre vale porque es hombre, no porque es judío, católico, protestante, alemán, italiano, etcétera.