Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se hayan escrito.
Una buena novela nos cuenta la verdad sobre su héroe; pero una mala novela nos dice la verdad sobre su autor.
Entre tanto algunos hombres viven la novela que no han podido escribir, otros escriben la novela que no han podido vivir.