Cada uno tiene sus defectos, quien más, quien menos; pero no puede ser permanente la amistad, el servicio ni la compañía, si el uno deja de tolerar al otro.
...Soy partidario de la tolerancia, ese sagrado derecho natural, baluarte de la verdad y que es lo más importante de todo para el falible ser humano.
No existe cualidad humana más intolerable en la vida corriente, ni que se tolere menos, a la vez, que la intolerancia.