Todos pueden estar tristes; la melancolía sigue siendo el gaje de los espíritus superiores.
Todo hombre considera su condición humana con cierto aire de melancolía.
Todos los hombres que se han distinguido en la filosofía, en la política, en la poesía, en la ciencia, han sido melancólicos.
Siempre he creído que los senderos de la melancolía son el camino más derecho para llegar, en toda conversación íntima, al reino de la sensualidad.
Siempre la melancolía fue pariente de la muerte.
Si existe un infierno en la Tierra, cabe encontrarlo en el corazón melancólico de un hombre.
Algunos han aprendido todas las ciencias y todo se les vuelve melancolía; cuanto más saben, mayor tristeza.