Si existe un infierno en la Tierra, cabe encontrarlo en el corazón melancólico de un hombre.
Todos los hombres que se han distinguido en la filosofía, en la política, en la poesía, en la ciencia, han sido melancólicos.
Siempre he creído que los senderos de la melancolía son el camino más derecho para llegar, en toda conversación íntima, al reino de la sensualidad.