Es muy fácil percibir lo imposible cuando no se trata de practicarlo uno mismo.
Los que se enamoran de la práctica prescindiendo de la ciencia son como los pilotos que toman un navío sin timón ni brújula, de forma que nunca tienen seguridad de la ruta seguida. La práctica debe ser edificada siempre sobre una buena teoría.
La práctica es un maestro excepcional.
El único camino de saber si los planes son buenos o malos es poniéndolos en práctica.
La felicidad se adquiere como la fuerza muscular, por ejercicio y continua práctica.
Cuán distinta es la práctica de la teoría. ¡Cuántas personas hay que entienden bien las cosas, pero que las olvidan o no saben ponerlas en práctica!
La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario.