Naturalmente sería ingenuo pensar que los hombres no pueden estar nunca a gusto con su suerte; siempre el mundo se dividirá entre una porción de optimistas y otra de pesimistas.
No he visto en el mundo sino comidas sin digestiones, cenas sin placeres, conversaciones sin confianza, relaciones sin amistad y amancebamientos sin amores.
La vida humana no es más que un tejido de dolor y de aburrimiento: no se descansa de uno de estos sufrimientos sino cayendo en otro.