La educación nos inculca desde el nacimiento un repertorio de emociones ya hechas; no sólo lo que nos es permitido sentir, sino la manera como se han de sentir las pocas emociones que son permitidas.
El niño recibe casi toda su educación en los dos primeros años de su vida; no nos apercibimos de ello porque él no sabe hablar.
La incultura es una de las desgracias de mi país. Yo pago primero a un maestro y después a un general.