Cuando hacemos una reverencia profunda a alguien, damos siempre la espalda a otro.
Ni aun permaneciendo sentado junto al fuego se nos escapa, porque nos falta una inmensa cantidad de datos.
Cuanto más difícil es una cosa, más se obstinan los hombres en ella.
El niño recibe casi toda su educación en los dos primeros años de su vida; no nos apercibimos de ello porque él no sabe hablar.
La buena filosofía comienza por la duda y nunca termina con la obstinación.