La libertad individual es un fin en sí mismo, y a la vista de la historia de nuestros días, el más apremiante que pueda proponerse el hombre.
El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo.
El fin de la vida es conseguir la felicidad para, una vez conseguida, esforzarse inmediatamente en perderla.
La propiedad de la expansión es el principio y el fin de todo art e.
Si de buena voluntad llevas la cruz, ella te llevará, y guiará al fin deseado. Donde será el fin del padecer.
¿Por qué, siendo tan breve la vida, nos lanzamos, intrépidos, a cosas importantes? ¿Por qué cambiamos por otra nuestra tierra herida por el calor del sol? ¿Quién al expatriarse voluntariamente ha podido huir también de sí mismo?