El placer de la mesa es propio de cualquier edad, clase, nación y época; puede combinarse con los demás placeres, y subsiste hasta lo último para consolarnos de la pérdida de los otros.
En invierno bebo y canto por la alegría de ver que la primavera se avecina. Llega la primavera y entonces vuelvo a beber por la alegría de verla por fin entre nosotros.
No es insaciable el estómago, como la mayoría opina, sino la falsa opinión acerca de su ilimitada voracidad.