El puro entusiasmo es temido por las almas débiles, quienes no saben soportar su ardor y su peso.
El entusiasmo es el ingenio de la sensibilidad; sin él, la verdad no está en condiciones de triunfar.
Señores míos: yo acostumbro comparar el entusiasmo con las ostras, que cuando no se comen bien bien frescas constituyen indudablemente un plato desagradable.