Nuestra voluntad interior dirige nuestro destino.
Es más conveniente no esperar nada y hacer lo posible, que entusiasmarse y no hacer nada.
La vanidad humana se mezcla con las ideas más nobles, prestándoles con frecuencia un tinte de obstinación que, en otros casos, nos faltaría.
Mantén tu rostro al sol y así no verás sombras.