No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo.
Todo tiene límites. Sólo nuestra puerilidad es ilimitada. ¿Y sabes por qué? Pues, porque, en realidad, somos niños, y todo tiene limitación, menos el niño.
Cuando mi voz calle con la muerte, mi canción te seguirá cantando con su corazón vivo.
Tu risa, mujer, es la música de la fuente de la vida.
Sed como el árbol del sándalo, que perfuma hasta el hacha que lo corta.
La patria no es la tierra, los hombres que la tierra nutre son la patria.
¡Gracias, Señor, porque no soy rueda del poder, porque soy uno de los que él aplasta!
Para llegar al momento de toda realización es preciso atravesar el desierto de los años estériles.
Dios espera hasta que el hombre se hace de nuevo niño en la sabiduría.
Si te dignas guardarme a tu lado en el camino del peligro y de la osadía, si me permites que comparta contigo los grandes deberes de tu vida, conocerás mi verdadero ser.