El amor aminora la delicadeza femenina y acredita la del hombre.
El hombre no revela mejor su carácter que cuando describe el carácter de otro.
Las mujeres curan todos sus pesares hablando.
La lágrima de la congoja es solamente una perla de segunda agua, mientras que la lágrima de alegría lo es de primera.
Entre los hombres, como entre las manzanas de Borsdorf, no son los mejores los finos, sino los ásperos y con alguna verruga.
La memoria es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.
Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes durante el mismo; los valientes, después.
La poesía es el único mundo separado que existe dentro del mundo.
No hay persona más triste que el hombre que ríe demasiado.
La taciturnidad se aprende mejor entre las personas que no la poseen, y la locuacidad entre los taciturnos.