Si corriendo hace esto, ¡qué no haría con un poco de meditación y de calma!
Acomodar a un tiempo y a un país lo que en otro país y otro tiempo, ha probado bien que es la manía más frecuente de los políticos.
Ninguno que llegare a conocerlas, podría vivir con ellas ni sin ellas.
Las pasiones alteran momentáneamente la índole de los hombres, pero no la destruyen.
El hombre debe vivir de los productos de su trabajo. Ésta es una pena de la primera culpa, una pensión de la naturaleza humana, un decreto de la boca del mismo hacedor.
La verdad es el principio de toda perfección, y la belleza, el gusto y la gracia no pueden existir fuera de ella.