El tedio es una enfermedad cuyo remedio está en el trabajo.
Poner gran locura al servicio de una gran razón, es el secreto del éxito.
En el templo del favor todo es grande menos las puertas: éstas son tan bajas, que se ha de entrar arrastrándose.
Podría hacerse a mucha gente feliz, con toda la felicidad que se pierde en este mundo.
Es más fácil juzgar el ingenio de un hombre por sus preguntas que por sus repuestas.
Os creéis modesto... no os sabía tan orgulloso.
Las mujeres son como los príncipes: con frecuencia ceden a la obstinación lo que con amor no hubieran obtenido.
Es más fácil juzgar el talento de un hombre por sus preguntas que por sus respuestas.