La pérdida del dinero se recibe con mayores lamentaciones que la muerte.
¿Qué infamias, qué maldades inventarán mayores que éstas que vemos hoy nuevas edades?
No dudo que en los días de Saturno el pudor reinó en la Tierra.
Todo el mundo desea saber, pero nadie quiere pagar el precio.
Debemos pedir un espíritu sano en un cuerpo sano.