El pensamiento es la floración; el lenguaje, el capullo; la acción, el fruto.
Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello que arrepentirse de no haber hecho nada.
El gran objetivo de la vida no es el conocimiento, sino la acción.
Que cada uno de tus actos, palabras y pensamientos sean los de un hombre que, acaso en ese instante, haya de abandonar la vida.
Pon tus palabras en acción, y no permitas que tu lengua diga torpezas.
Si logras mostrarle a una persona lo malo que ella está haciendo, entonces procura hacerlo tú bien.
La acción es sólo el pensamiento condensado, concreto ya, oscuro, inconsistente.