Todas las discusiones se centran en pintar al adversario como un tonto o un canalla.
Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista, en las próximas generaciones.
Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro.
El mundo está harto de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndolos en políticos.
Nadie abandona el cargo de presidente con el mismo prestigio y respeto que le llevó ahí.
Un hombre de Estado debe tener el corazón en la cabeza.
Yo sólo me siento a la mesa de un político si paga él.