Cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces.
Por la calle del «ya voy» se va a la casa del «nunca».
No hay ningún camino que no se acabe, como no se le oponga la pereza y la ociosidad.
Cada uno es hijo de sus obras.
Cada uno es artífice de su ventura.
¡A buscar ventura, que la halla el que se muda!
No es un hombre más que otro, si no hace más que otro.